xoves, 19 de xaneiro de 2017

CINCO LECCIONES DE VIDA DE "EL PRINCIPITO" AVALADAS POR LA CIENCIA

Visitó varios planetas antes de poner los pies en la Tierra y el 6 de abril de 1943 El Principito aterrizó en Estados Unidos. A Francia, en cambio, llegó tres años más tarde, y los lectores españoles tuvieron que esperar a 1951 para conocer al héroe de Antoine de Saint-Exupéry.
Los 288 idiomas en los que se han publicado sus apenas cien páginas ilustradas convierten a El Principito en la obra más traducida del mundo. El argentino Bonifacio del Carril fue el primero que trasladó el texto al español, aunque existen muchas más versiones posteriores.
Para homenajear el aniversario de su publicación, la edición francesa del HuffPost ha elegido cinco lecciones de vida del Principito que están más de actualidad que nunca, y que además avala la ciencia.


1. Hay que reconciliarse con la creatividad que teníamos de niños

"Pero siempre me contestaba: 'Es un sombrero'. Entonces no le hablaba de serpientes boas, ni de selvas vírgenes, ni de estrellas. Me ponía a su altura. Le hablaba de bridge, de golf, de política y de corbatas. Y la persona mayor quedaba encantada de conocer a un hombre tan razonable". (El narrador)

El primer dibujo del narrador del libro de Saint-Exupéry representaba a una serpiente boa digiriendo un elefante. Pero todos los adultos, en cambio, veían otra cosa: un simple sombrero. Esto le hizo abandonar su pasión por los pinceles, hasta que se encuentra con el Principito que, inmediatamente, se da cuenta de que se trata de un elefante dentro de una boa.

El Principito tiene mucha más imaginación: cuando pide al narrador que le dibuje un cordero, él prefiere ver el dibujo de una caja. Así, podrá imaginar al cordero en su interior.

La lección de vida: Los adultos pierden ese punto de locura que les llevaba a imaginar y a crear cuando eran niños. "A los mayores les encantan las cifras (...). Si decís a los mayores: 'He visto una bonita casa de ladrillos color rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado...', no conseguirán imaginarse esa casa. Hay que decirles: 'He visto una casa de cien mil francos'. Entonces exclaman: '¡Qué fabuloso!'", explica el Principito.

Los adultos prefieren los números y las cosas terrenales y se olvidan de mirar más allá de la superficie, de dejarse llevar, de inventar… Pierden la curiosidad y se vuelven más pasivos.

Lo que dice la ciencia: ¡La creatividad y la imaginación son buenas para la salud! Un estudio de la revista Psychology of Music muestra, por ejemplo, que los estudiantes de piano se estresan menos cuando improvisan sobre el escenario. La creatividad también permite entender mejor a los demás, según otro estudio musical publicado en la revista Annals of the New York Academy of Sciences Researchers.

De manera más general, diversos psicólogos contactados por la edición estadounidense del Huffington Post señalan que las personas creativas sueñan despiertas y fantasean, al igual que el Principito, que no duda en dejar que su mente vague ante una puesta de sol. También buscan constantemente experiencias nuevas, plantean buenas preguntas, observan a la gente, salen de su propia cabeza. ¿A quién os recuerdan? (Vía: El Huffington Post)


Ningún comentario:

Publicar un comentario